Cuando Rita fue mayor, sus
padres quisieron casarla, pero ella, puesta de rodillas y con lágrimas
en los ojos, dijo a sus padres que no quería casarse, porque había
ofrecido todo su amor a Dios y quería continuar amándole
sólo a El, entrando de monja en un convento.
Pero como el muchacho que la pretendía era guapo, rico y parecía bueno, los padres de Rita la obligaron a casarse con él. Los padres de Santa Rita, aunque eran buenos, se
equivocaron e hicieron muy mal en obligarla a casarse en contra de su voluntad.
Pues más tarde Rita tuvo que sufrir mucho con su marido, ya que
sólo quería jugar y divertirse, sin preocuparse nada de su
hogar.
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